miércoles, 8 de septiembre de 2010

MINEROS: LO IRRELEVANTE Y LO IMPORTANTE

Por Karina Olivares


Hacer reduccionismo de los problemas sociales de fondo, es una estrategia política y mediática ampliamente utilizada, que sirve para generar una sensación de pseudobienestar y estabilidad que luego se traduce en silencio, en personas que, estando en su justo derecho, podrían ser fuente de conflicto en un tipo de sociedad que tiende a uniformar y evitar la confrontación a como de lugar.

Dicho lo anterior, me sumo a la cantidad de personas que sienten una especie de malestar, mezcla de vergüenza ajena con pudor, por la forma en cómo se están llevando las cosas en el diario vivir del Campamento Esperanza y cómo este camino, va a impedir a la larga resolver el problema de fondo que terminó con el derrumbe en la Mina San José y estos ya celebres 33 mineros atrapados a más de 700 metros de profundidad.

Basta un poco de sentido común para darse cuenta que se ha generado una intromisión excesiva y poco aportadora en la vida de estas personas atrapadas, quienes encontrándose en esa situación de dependencia y sobre exposición absoluta, deben acatar lo que se decida sobre cómo llevar su cotidianeidad en las profundidades.

Me llama la atención y me avergüenza haberme enterado por el solo hecho de ser telespectadora o lectora de medios escritos, de datos tan poco relevantes para mi persona como los que siguen:

• Qué comieron hoy los mineros. En qué consistió el plato de entrada, el de fondo, el postre y hasta qué tipo de pan están ingiriendo, bajo la atenta mirada de los profesionales que han establecido un estricto manejo de lo que pueden y deben consumir, todo lo anterior con una sobre exposición abismante.

• Qué marca de ropa deportiva los vistió. Aquí el “sponsor” oficial de los mineros, ha utilizando la tragedia de la manera más feroz que se podía haber encontrado para posicionar la marca. Lo que desconoce la oportuna y solidaria empresa, es que el minero históricamente ha desarrollado su labor expuesto a temperaturas extremas y a torso desnudo como dicta la costumbre, por tanto la ropa sería aquí un tanto innecesaria.

• Del contenido de las pocas cartas filtradas inicialmente por la prensa dirigida a las esposas de los mineros, expresión de romanticismo que poco debiera importarnos, cuando se sabe además que las mujeres de los mineros conocen de antemano las largas ausencias que se manejan en este oficio y cómo sus hombres “resuelven” este conflicto.

• Quién se sentía hoy triste o apesadumbrado, tanto para no querer aparecer en pantalla. Desconociéndose también el derecho que tiene cada persona a sentirse “depresivo”, acongojado, irritado, impotente, aislado, en fin, máxime en una situación como ésta.

• Lo que dijeron los analistas de la NASA tras descender en el desierto como si se tratara de la superficie lunar. Estos expertos observadores dejaron indicaciones como por ejemplo: no enviarles música en formato Ipod a los mineros, por el riesgo que corrían de “aislarse”, como si alejarse por un rato de los compañeros de trabajo fuera un delito.

Cabe detenerse en este punto, ya que esta sugerencia experta que busca disminuir a cero toda expresión de individualidad, pasa por alto el derecho a la “intimidad personal” que a todos nos asiste, derecho que a estas alturas les estaría completamente negado por considerarse “peligroso” para la seguridad del grupo y el plan de rescate. En este sentido, el bloqueo y la retención de las misivas desde y hacia los mineros con su familia, cumple la misma función de seguridad para evitar la filtración de datos que podrían ser efectivamente importantes.

• Quién fue el ágil que escribió el ya célebre papelito que se encuentra hoy desaparecido: “Estamos bien en el refugio los 33” Entre otras curiosidades y frases para el bronce que abundan en cuanto matinal oportunista y noticiero está de turno.

¿Qué buscan estos datos de público dominio y de base irrelevantes? Tal vez ensalzar al minero como ejemplo de superación y su ya consabida capacidad de sobrevivencia extrema, enfocándose en la vida que están llevado en las profundidades. O tal vez también, desviar el foco de atención sobre lo que realmente importa, toda vez que es EN LA SUPERFICIE y no en el fondo de la mina, donde se tomaron las decisiones que llevaron a esta tragedia.

Pese a todo, la consigna que vamos a escuchar todos estos meses previos al rescate será: “YA HABRA TIEMPO PARA ELLO” considerando solo lo realmente importante: sacarlos con vida. Aprovechando de hacer un despliegue tecnológico nunca antes visto, que de paso nos instruye en los nombres de las maquinarias, sus especificaciones técnicas, el avance promedio diario que van alcanzando, etc. etc.

Y mientras el tiempo pasa, mientras por fuera buscamos las responsabilidades armando comisiones investigadoras, nos convencemos que lo mejor que puede pasarle al país es el rescate con vida. Y sería bueno aquello sin duda, una verdadera hazaña mundial.

Porque tras la fiesta interminable que resultaría de aquello, el asunto volvería a quedarse en el mismo punto muerto que teníamos al principio cuando nada hacia presagiar la emergencia. Cuando a nadie le importaba qué ropa estaba utilizando el minero extremo o qué comía en la profundidad del socavón, si era diabético, buen escritor, alcohólico, mujeriego o destacado en el fútbol.

En un país con una opinión pública reducida a ser solo espectadora del dato morboso e irrelevante, con la atenta ayuda de los medios de comunicación, una buena opción es rechazar de plano la conveniente intromisión en la vida privada de las personas y el manejo de información por motivos de seguridad nacional. Porque aquello no tiene ni tendrá justificación alguna aunque estos hombres corran riesgo vital o afecte el plan de rescate o lo que sea que se haya definido.

No se trata aquí de resolverles el problema que se define bajo una mirada reduccionista o simplista con parámetros creados convenientemente por quien quizás, nunca ha vivenciado situaciones de pobreza, sino que se trata de alcanzar a conocer el real sentido que este conflicto presenta y la oportunidad que revela, entre otros:

- El respeto a la identidad y privacidad de las personas, por sobre la problemática que lo aqueje.

- El respeto por el modo de vida y la manera cómo las personas van resolviendo sus conflictos con miras a lograr una mejor calidad de vida, ansiado “estado de situación” que dependerá de las posibilidades que tengan de satisfacer adecuadamente sus necesidades humanas fundamentales.

- Y la capacidad de resolver los temas de fondo planteados a nivel social y económico que están detrás de esta tragedia, estos son: falta de fiscalización, flexibilización laboral y subcontratación; altos niveles de cesantía; escasa o nula participación de los propios trabajadores; precarización del empleo. Asuntos importantes frente a toda la pantalla de irrelevancias a las que estamos expuestos cada día.

3 comentarios:

  1. .Estimada Karina,

    Pienso que tu columna es interesante, porque presenta el problema asociado a la tragedia de los mineros, desde un punto de vista social extrapolando ese drama puntual, al que viven nuestros compatriotas que se dedican a esa labor.

    Personalmente, pienso que es bueno que los mineros sientan que todo el resto del país quiere saber de ellos y que son parte de nuestra preocupación diaria. Por lo que estoy en desacuerdo con tu mensaje, de promover el espacio personal de ellos. Mantener a 33 personas encerradas por más de 1 mes en un espacio pequeño y en una situación extrema como ésta, es riesgoso, ya que los seres humanos no estamos fisiológicamente y sicológicamente adaptados a una situación totalmente ajena a nuestra naturaleza.

    Además, estudios dicen que el 5% de la población mundial tiende a desarrollar trastornos sicológicos en condiciones normales, por lo que no encuentro tan descabellado que se mantengan ocupados la mayor parte del día en actividades grupales, teniendo un horario de comida y de sueño como lo hacemos todos humanos. En resumen, los mineros no deben sentirse olvidados en ningún momento y deben pensar que "arriba" están haciendo todo lo posible por salvarlos, a la brevedad.

    Lo que sí comparto con tu análisis es que debe evitarse convertir este drama en una entretención tipo reality para los espectadores, como tú bien mencionaste.

    Gracias por tu discusión.
    Cordialmente,

    Cecilia, Indiana, USA.

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  2. Emiliano Santander Llanos13 de septiembre de 2010, 16:17

    No sabia lo de las poleras... Me parece horrible...
    Tal como tu escribes, falta la mirada critica en todo esto...
    Aparecen marcas, empresas y demases y no aparece el ser humano...
    El ser humano, sus derechos... sus sueños y frustraciones...
    Me gusta lo que escribes respecto al respeto... Pareciera, en esta propuesta exitista post-modernista, que el estar mal es feo e inaceptable...
    hay que mostrar la sonrisa, ojala coqueta, de la mina del comercial...
    Hay que obligar a re-mirar la vida...
    Gracias Karina.
    Atentamente,
    Emiliano

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  3. HOLA,
    pienso que tu discurso es pesimista.. sobre una tragedia de "pais" que obviamente nunca debe de ser individualista... porque es de "todos los chilenos", por la circunstancias.¿o no?
    mi pregunta es...¿habrías pensado lo mismo, si hubiese pasado esto en el gobierno de Bachelet?...

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