domingo, 3 de octubre de 2010

AUTENTICIDAD

Por Karina Olivares

Cuando desaparece lo falso,
aparece lo verdadero con toda su novedad,
toda su belleza, porque la sinceridad es belleza,
la honestidad es belleza, la autenticidad es belleza (Osho)

.

Los antiguos filósofos decían que el sentido de la vida era “encontrar la verdad”. Pero uno no va por la vida buscándola, no hace ese trabajo porque no tiene tiempo para ello. A lo sumo vivimos como mejor podemos hacerlo, en medio de las circunstancias que nos tocan, haciendo frente a los acontecimientos a veces turbulentos, a veces calmos. Proyectando también un poco de futuro, recordando el pasado.

En ese ir y venir la vida pasa rápidamente para algunos y a “la verdad” raramente la encontramos. Pero fuera de lo que podría ser esta antigua discusión filosófica, me gusta pensar en la verdad como aquel sentimiento sublime de estar haciendo lo correcto en el momento exacto, cuando se necesita. Ese momento preciso en que parece que todo está en orden y se tiene la certeza de ir por buen camino. Encontrar un sentido al asunto –decía un amigo- “aunque sea absurdo” o no se tenga plena claridad del resultado. Manifestar la verdad, “caer en cuenta”. No tramitarse más y ser derechamente honestos con nosotros mismos.

Pero cuesta, aunque sé de gente que ha encontrado su verdad y vive algo parecido a la felicidad. La mayoría son viejos, pero conozco también jóvenes que han asumido con autenticidad plena su vida, con todo el dolor o el sufrimiento que puede implicar remover algo que parecía seguro. Todos ellos dieron con ella, con la amiga esquiva verdad, la encontraron quizás después de un proceso trabajoso que se “reinicia” por nuestra parte con un poco de voluntad.

Hablo de reiniciar un proceso porque cuando fuimos niños la inocencia nos trajo esa verdad aunque no éramos plenamente concientes de ella. Esa verdad era un poco ingenua e ignorante aunque muy parecida a la felicidad completa. Luego, obviamente, la perdimos de vista. Con el paso de los años la inocencia fue reemplazada por desconfianza y duda ante un mundo peligroso, algo amenazante, donde había que adecuarse. Entonces la madurez nos hizo rudos, avanzamos en medio de mentiras necesarias que parecían verdad, e incluso llegamos a creerlas, hasta ahora.

Hasta hoy cuando parece que tenemos que cambiar. Porque sea cual sea el motivo por el cual uno se haya olvidado de si mismo, de quien era o hacia donde iba, el desafío es volver a sincerarse, puesto que una de las tareas más hermosas de llegar a ser verdaderamente maduros o algo más sabios, se relaciona precisamente con esta actitud o cualidad que comienza a hacerse más necesaria con el paso de los años.

Pareciera que a cierta edad uno debiese saber cómo no cometer tantos errores y aprender a fluir con los acontecimientos, transparentarse frente a los demás, pero principalmente hacia uno mismo. Aprender a ser auténticos sin tanto esfuerzo, simplificar la tarea. Lograr pararse frente a la vida como aquellos viejos sabios, extremadamente sencillos en su modo de ser y de relacionarse, que van soltando en vez acumular, que callan en vez de rebatir una discusión. Que se quedan solo con lo necesario –que objetivamente es muy poco- y que a la larga se transforman en personas admirables porque están en paz con sus vidas.

Ahora pienso en ellos y en este atributo que es la autenticidad, la honestidad. Me miro en lo que ha sido mi historia y también a todos mis amigos que pasan por algún periodo de crisis profunda a raíz de la cual han tenido que revisar obligadamente cuanta verdad o mentira habían acumulado con los años y qué harán con eso que tienen ahí en sus corazones. Porque estos viejos que están hoy internamente en paz, iniciaron un camino que comenzó a clarificarse (o a ensombrecerse) en la mitad de la vida.

Muchos de ellos lograron surfear la crisis, esa especie de oleaje, marejada o de frentón tsunami, que se viene justo en la mitad del camino a casa, cuando entra un cuestionamiento feroz y despiadado a todo lo que se ha hecho y lo que queda por avanzar con los años que van quedando en frente.

Esta gente admirable, fue crítica frente al proceso de cambio interno, lo afrontó y aceptó lo que muchas veces no se puede cambiar. Supieron también ganarle un día a la mentira, que vestida de omisión, se quiere asentar sobre todo lo que parece estar bien pero que no, o en lo que nos es “cómodo” pero que no necesariamente nos hace más felices.

Pero mientras llegamos hasta allá, a ser auténticos seres humanos, dichosos, diré que no es fácil ser honesto, en lo absoluto. Pájaro raro si te das cuenta que todo está organizado para andar transitando a medias tintas, con verdades maquilladas, viendo el vaso medio lleno u omitiendo, sin necesidad de generar ningún tipo de cuestionamiento a la propia vida o a la de los demás. Por eso da la impresión que algunos andan por andar no más “haciendo el trabajo” masticando un malestar que se podría quedar ahí eternamente.

Una sensación extraña, un sentimiento sobre algo que no funciona, aunque no se sepa bien qué es o mucho menos cómo se arreglaría. O se sabe, pero el arreglo está fuera de nuestro alcance, salvo probablemente ese maravilloso regalo que significa una escucha sincera de quien ha hecho el camino o lo esté recorriendo paralelamente con nosotros. Un amigo, un viejo sabio. Alguno dispuesto con un corazón bondadoso. Todo sirve, para volver a ser auténticos en el camino de regreso a casa.

4 comentarios:

  1. Querida Kari, este post está hermoso. Merece canciones como “True Colors”, por ejemplo. Al hablar de autenticidad, hablamos de verdad, de ser y no “deber ser”, de una llave para que la semilla bondadosa que está dentro de cada uno, germine y eche colores impensados, formas preciosas, que uno ni siquiera entiende, pero que se tiene la certeza de que para algo bueno será. No puede ser de otra manera... La autenticidad es la clave para generar un mundo más sano, sin tanto dolor innecesario. Con tantas cosas en contra, estoy seguro que vamos por un mundo más auténtico, con mucha más conciencia de lo que nos hace feliz y que no es el dinero, el éxito económico, el auto, la marca, el corte de pelo, lo que sea… es la capacidad de erguirse y mirar la verdad que hay dentro de uno y jugársela por ello. La autenticidad de es solo para valientes y valientas (jaja), esto es muy atractivo… en fin. Besos Kari!

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  2. EN MI DIPLOMADO DE SEXUALIDAD APRENDI QUE DESPUES DE LOS 50 COMENZAMOS EL PROCESO DE INDIVIDUACION QUE QUIERE DECIR QUE NOS LIBERAMOS DE LAS ATADURAS QUE NOS PUSO LA SOCIEDAD Y QUE DEBEMOS SER AUTENTICOS
    HAY PERSONAS QUE SIENTEN QUE LLEGARON A ESA ETAPA ,QUE NO ES INSTANTANEA SINO QUE TAMBIEN ES UN PROCESO Y QUE OBVIAMENTE NO TERMINA NUNCA ,CREO QUE SENTIR QUE SE ESTA EN ESA ETAPA INVOLUCRA MIRAR LA VERDAD DE FRENTE Y ACTUAR DE ACUERDO A ELLA
    PERO....NO ES FACIL ,INVOLUCRA QUE OTROS NO ENTIENDAN TU ACTUAR Y TE ENCUENTREN UNA PERSONA DIFICIL,QUIZAS LA TAREA CONSIDERE TAMBIEN QUE LOS DEMAS PIENSEN QUE LIBERARSE DE LAZOS IMPUESTOS ES BUENO Y TE DARA ,MAS QUE FELICIDAD ,SATISFACCION YCONOCERTE DE VERDAD
    SALUDOSKARINA Y GRACIAS POR DARNOS LA OPORTUNIDAD DE COMPARTIR ESTOS TEMAS

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  3. Quienes caminamos hacia alguna parte que esperamos sea siempre mejor, vamos cuidadosa y otras veces un poco menos cuidadosamente pateando mentiras por la vida, tratando de despejar la verdad... la paz nos podría acompañar y sin embargo podemos notar que a muchos quienes estan a nuestro lado les parece casi un despojo de sus ropas, quedar desnudos frente a todos, se entiende puede ser extremo... no aferrarse a nada y sobre todo a las metiras es un trabajo cotidiano que vale la pena, al final del dia se siente algo así como un algodoncito donde poner la cabeza y descansar...gracias por compartir tus reflexiones al respecto...un abrazo y toda la luz del universo para ti y todo aquel o aquella que lea tus post!

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  4. ...MARAVILLAS DE LA RED: ENCONTRAR ÉSTA PÁGINA: GRACIAS POR LA INSPIRACIÓN. MUCHAS GRACIAS.

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