viernes, 3 de abril de 2009

BUSCANDO LA FELICIDAD

Por Karina Olivares




Frecuentemente nos preguntamos por qué es tan difícil llevar una vida mejor de la que objetivamente llevamos, cómo incrementar el nivel de bienestar, de paz interior y de equilibrio dentro del sistema en el cual nos encontramos. ¿Es posible vivir una vida alternativa, bajo los principios de la espiritualidad, esto es: amor al prójimo y a nosotros mismos, salud, desapego a lo material, solidaridad?

Este parece ser un camino difícil para muchos, incluso irrealizable en la práctica dado que las estructuras sociales y económicas lo impiden. Dentro de este paradigma, un sistema urbano, industrial y tecnológico, la espiritualidad queda fuera porque es un modelo eminentemente materialista y el materialismo como modelo de comprensión sostiene que la espiritualidad, ligada a la religión, es una especie de “opio del pueblo”, una fantasía en la mente de fantasiosos idealistas trasnochados.

Así las cosas, los males menores de vivir en este sistema son aceptar y aprender a vivir con altos grados de ansiedad, inseguridad y depresión, una pandemia que aqueja a más del 20% de la población mundial. Sinsabores de estar disfrutando de esta economía social de mercado (...)

La mayoría de las personas van por la vida siguiendo esta corriente, fluyendo con los dictámenes del mercado, esta especie de religión, donde en el centro están el poder, el prestigio y los bienes de consumo. En esta lógica “a mayor consumo, mayor felicidad”, luego la pregunta es ¿ésta es la vida que hay que vivir? ¿por qué tantos no son felices entonces?.

Si la felicidad está en el logro de ciertos objetivos bien establecidos ¿por qué tantos heridos en el camino? Los acérrimos defensores del sistema dirán que estas son las reglas del juego, que debemos adaptarnos, y otra corriente dirá que éste es un sistema inhumano, que hay que corregirlo, derribarlo, sin embargo, el sistema sigue andando y siguen cayendo también los heridos.

Iniciar un camino espiritual es preguntarse por el sentido de la vida, preguntarse qué es la vida realmente. Podríamos decir que la vida es este conjunto de experiencias físicas, sensitivas, sensoriales y espirituales, que tienen una duración definida, que dura mientras permanecemos y que dentro de ella tenemos un ciclo continuo: nos levantamos, trabajamos, comemos, descansamos, nos relacionamos, pero ¿Es significativa esta rutina? ¿ésta es la vida, lo significativo de ella?

La vida trasciende con mucho las actividades instrumentales que hacemos, sin embargo, para muchos esa es la única manera de vivir. Trabajar, vivir para disfrutar de los pocos momentos robados al trabajo, temer por la seguridad, asegurar los bienes, formar una familia.

Todo esto es importante: tener alimentación, vestirnos, cobijarnos, lograr una casa, recibir reconocimiento. ¿Pero éste es el sentido? ¿ésta es la Vida?, si es así, tenemos que luchar por la vida, para poder mantener en alto los pilares que sustentan nuestra felicidad. Sobre esta lógica se fundan ciertos principios de una sociedad de mercado: luchar por cuidar lo que tenemos, para seguir teniéndolo y competir tan hábilmente como se pueda.

El ser humano trasciende a las otras especies porque posee la enorme potencialidad de su pensamiento, aquello nos separa de otros seres, tenemos inteligencia humana. Que el ser humano tenga inteligencia, posea una potencialidad mental que le permita percibir ciertos acontecimientos como placenteros o displacenteros, no es ni bueno ni malo, es una capacidad distinta que solo nos diferencia del resto.

La energía de la mente y del pensamiento es comparable a la energía nuclear, “no es ni buena ni mala” es el uso que logramos darle a esta energía. Si la usamos para destruir, podemos crear un infierno interno y externo a nuestro alrededor. De la misma manera, si usamos la mente en forma constructiva, podemos crear cosas maravillosas con otras personas y eso nos traerá de retorno buenas cosas a nosotros mismos. Basta recordar a los grades maestros de la humanidad, Mahatma Gandi fue un hombre pequeño y frágil, sin embargo, la potencialidad de su mente y el poder personal que irradiaba, hicieron posibles grandes trasformaciones en la sociedad hindú. Hoy es un paradigma de la no-violencia activa.

La mente se aferra a la imagen del Yo histórico que hemos construido: “somos tímidos, no nos gusta enfrentarnos a una audiencia, tenemos temor al ridículo y a la critica”, “hay que construir seguridad porque no se sabe qué sucederá mañana...” Esos son típicos resguardos de la mente que se aferra a estos preconceptos y que se encuentra cómoda en el status quo que hemos formado sobre nosotros mismos.

Si queremos deshacernos de los problemas, tenemos que dar un salto cuántico de sabiduría, reducir esa mente que se aferra al yo, que tiene una visión autoaferrada, que ve como unilateral la vida y los seres: “el mundo es un lugar peligroso e inseguro, hay que protegerse” “Hay que ser alguien en la vida, porque si no, serás nadie...” (¡¡si es que eso fuese posible..!!). La sociedad de mercado provoca sufrimiento mental en nosotros porque apela a las inseguridades arraigadas en nuestra mente, haciéndonos creer que esa es la única realidad posible.

Las tradiciones espirituales señalan que el ser humano se ha desconectado de la totalidad (yo conectado con todo, donde no hay posibilidad de daño alguno) y que vive inmerso en una especie de dualidad que tiende a fragmentarlo (yo fuera del todo, donde hay que luchar para satisfacer las necesidades) generando sufrimiento mental y físico. Las premisas o supuestos que promueve el sistema serían según Chopra los siguientes:

- Podríamos perder lo que necesitamos para sostenernos
- Alguien tiene el control de todo
- Enfrentamos algo impredecible y desconocido
- No merecemos un revés como éste
- Podría resultar lastimado si la situación no me favorece.

Los budistas dicen que el ego es el peor enemigo que tenemos, porque además de asegurar nuestra supervivencia, y eso está bien, tiene la tendencia a crearnos más necesidades de las que realmente tenemos que cubrir. Por lo tanto debemos mantener una observación y establecer límites al Ego.

Para superar esta tendencia, señalan ellos, debemos comprender cuál es la naturaleza de las cosas y los seres. Tenemos que entender cuál es la naturaleza de la realidad y comprender que esta es mutable y transitoria, por lo tanto es imposible apegarse a algo sin sufrir el “desengaño” de la perdida. Para evitar ello debiéramos entonces concienciar que estamos generando apego. Que la realidad es inmensa y que todo está interconectado, esto significa que estamos relacionados con todos los seres y que la realidad no está afuera, sino adentro de nosotros mismos.

Tenemos el cuerpo y la mente, también el plano espiritual que abarca y trasciende estos dos planos. El cuerpo necesita lo material, pero si trabajamos para dar satisfacción al cuerpo (alimento, vestimenta, seguridad) probablemente el cuerpo se satisfaga prontamente. Pero si seguimos corriendo en forma inagotable una vez que hemos satisfecho nuestras necesidades, hay que preguntarse quien esta corriendo entonces, y ese que sigue corriendo cuando el cuerpo está satisfecho es la mente.

Observando el fenómeno de la obesidad en nuestro país podemos interpretar que sucede en nuestra sociedad actual. La gente excede con mucho el limite de calorías que precisa su cuerpo, y entonces comprendemos que cuando esto se transforma en un problema, el problema es del cuerpo, pero también es un problema mental. La persona se aferra a las sensaciones placenteras que provoca el ingerir alimentos ricos en grasas, esta es una visión autoaferrada que tiene su ego y que genera un gran sufrimiento. Irónicamente intenta aplacar un dolor emocional (abandono, ira, maltrato) aferrándose a una conducta que trae aún más sufrimiento, aunque desplazado hacia el cuerpo.

Miremos la vida, máximo vivimos 90 años y aunque no nos guste tenemos que despedirnos, esta es una realidad para el cuerpo, cada una de las células conoce su plazo para vivir y desarrollarse ¿podrían siquiera imaginar a una célula sufriendo porque va a morir?

La mente se aferra a las experiencias placenteras de la vida: las personas, las relaciones, el status, los logros. Entonces cuando la vida se acaba como experiencia en un cuerpo físico la mente sufre, tenemos dolor por lo que perdemos. Cabe preguntarse si el dolor es algo natural o representa la respuesta a una interpretación errónea que hemos dado de la vida y de lo que ella puede ofrecernos.

Entonces, la mayor parte de las personas sufre por el autoaferramiento, esto es excesivo apego a ciertas experiencias materiales y sensoriales: la casa se quemó y es un desastre; el auto me lo chocaron y es una terrible experiencia; el trabajo, estudié con tanto esfuerzo y no me merezco este despido, etc., etc. Si es así con los objetos, aún más lo es con los seres.

Einstein decía que nuestro objetivo debía ser liberarse uno de uno mismo. Tenemos un dolor de cabeza, la manera realista de desprenderse de esto es pensar por qué lo tengo: dormí poco, trabajé demasiado, etc. Entonces me río un poco, salgo con amigos o medito, bajo ese nivel de ansiedad y tengo una vida más serena. La otra forma es quejarse de que tengo ese dolor y hacer parte a los demás en mi desgracia: “porqué Dios me hace eso, no me lo merezco”, etc, etc.. y ese pensamiento sigue empeorando nuestra salud y enfermando a nuestro entorno.


Tenemos que partir con ayudarnos a nosotros mismos y cooperar con la higiene mental, lo cual significa darle a cada acontecimiento de la vida el lugar que tiene. Cuando la mente está tranquila podemos disfrutar, no hay ansiedades y estamos más situados en el presente. Sin embargo, tenemos la tendencia a querer acumular y adornar las experiencias y comenzamos a no estar satisfechos.

Van a querer más y casi siempre no hay punto final para eso: tengo una carrera, sin embargo tengo que seguir creciendo, entonces hago un Magíster, luego un Doctorado y así. No existe una meta. La mente no descansa y eso produce mucho sufrimiento y frustración.


La tarea es establecer límites a nuestros deseos, en este sentido por ejemplo, poner límites a la adquisición de bienes materiales, ya que la acumulación genera apego y el apego genera sufrimiento, dado que estos bienes se encuentran insertos en el reino de lo mutable y perecedero. Sin embargo, para el progreso espiritual no debiera haber límite.

¿Cómo observo que voy progresando en lo espiritual? Deepak Chopra, señala que como la transformación es la norma, es imposible no crecer y que aunque sigas siendo quién eres y estés viviendo en este mundo difícil, puedes dar un salto cuantico en tu conciencia y la señal será la aparición de alguna propiedad emergente que no tenías en el pasado. Estas propiedades emergentes espirituales son:

- Claridad de conciencia
- Cognición
- Veneración a la vida
- Ausencia de violencia
- Ausencia de miedo
- Integridad

Podemos tener problemas y ciertamente cada ser los tiene, pero lo importante es la actitud que tengamos frente a ellos, apreciar lo que ya tenemos, no entrar en el autopadecimiento del tipo “yo no me merezco esto.. y otras dramatizaciones” porque siempre habrá personas más arriba y más abajo que nosotros, con más salud, con más dinero, menos estresadas, con menos sufrimiento.

Esto no significa echarnos a dormir en lo que tenemos, debemos hacer un esfuerzo razonable por conseguir lo que queremos y la vía es comenzar a desprenderse el ego dándole donde más le duele: saliendo de la ilusión de que el Yo está separado de todo lo demás, dando lo que somos a los demás, practicando la solidaridad que es para los budistas la forma de “quemar” nuestros Karmas o acciones que hayamos emprendido en el pasado y que en la actualidad nos pueden estar generando sufrimiento.

Cómo poder comprender mejor los problemas, por ejemplo, ante la muerte de un ser querido, un hijo, un padre, esto indudablemente duele, genera sufrimiento y hay personas que generan una gran depresión luego de una pérdida de este tipo:

Aceptar que ellos o yo vamos a morir y que independiente de lo grato de los momentos vividos, esta es una ley para el cuerpo físico, meditando esto previamente no entraremos en estado de schock. Saber que no les pasa solo a ustedes sino a todos los seres vivientes. Ya que estamos juntos, tenemos un tiempo limitado, por lo tanto tratar de vivirlo en armonía.

Quienes están en esta especie de túnel negro que es la depresión, debiesen poner freno a los deseos del ego que tiende a hacerse preponderante y exclusivo, que tiende a hacernos seres aislados e inseguros, y a su vez, no poner limites a la prestación de ayuda a los demás.

Entonces, si incorporan a los demás van a ser más felices. Todo debe partir desde el núcleo hacia fuera y luego ese núcleo por efecto repetidor, se manifiesta hacia las capas externas. Escucha El Efecto Susurro del Tao Te King:

¿Quieres ser una influencia positiva para el mundo?Primero, pon orden en tu vida. Asiéntate en el principio único de manera que tu conducta sea íntegra y eficaz.
Si así haces, ganarás respeto y serás una influencia poderosa.Tu conducta influencia a otros por el efecto del susurro. El efecto del susurro tiene resonancia porque todos tienen influencia en todos.
La gente poderosa tiene poderosa influencia.Si tu vida funciona, influenciarás a tu familia,
si tu familia funciona, tu familia influenciará a la comunidad.
Si tu comunidad funciona, tu comunidad influenciará al país.
Si tu país funciona, tu país influenciará al mundo.
Si tu mundo funciona, el efecto del susurro se repartirá por el cosmos. Recuerda que tu influencia empieza en ti
y surge de ti como un susurro. Por lo tanto, asegúrate de que tu influencia sea a la vezpotente e íntegra.¿Cómo lo sabré?Todo crecimiento avanza hacia afuera de un núcleo potente.Tú eres un núcleo.
.

2 comentarios:

  1. La felicidad es un estado emocional que no se puede tener si uno lo convierte en un objetivo, en vez tener la conciencia para entender que la felizidad ya esta en nosotros, solo debemos de acceptarla y dejar todo a nuestro alrededor fuera de nuestra mente, asi la felicidad se descubre y manifiesta dentro de nosotros y no algun objetivo externo al que hay que llegar y alcanzar.

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